Tal como lo describe el mismo Bernard Bass, el prototipo del líder transaccional (también conocido como institucional) es El ejecutivo al minuto (The One Minute Manager) centrando su actuación en tres técnicas, que constituyen otros tantos principios
- La previsión de objetivos de un minuto.
- Los elogios de un minuto.
- Las reprimendas de un minuto.
Estas tres técnicas se apoyan en conclusiones fundamentadas en las ciencias del comportamiento aplicadas a la organización, de ahí que también se conoce este tipo de liderazgo como liderazgo institucional.
La técnica de la previsión de objetivos de un minuto es una expresión simplificada de la «dirección por objetivos», tal como fue concebida hace varias décadas por Peter Drucker en el campo general de la dirección y relaborada por McGregor en su dimensión psicológica. Esta técnica se basa en dos conceptos que están estrechamente relacionados: cuanto más clara está la idea de lo que se intenta conseguir, mayor es la oportunidad de lograrlo; y el logro de resultados sólo puede medirse en función de la meta hacia la que se mueve uno.
El ejecutivo al minuto cree que formular una previsión de objetivos no requiere más de doscientas palabras. La técnica de los elogios de un minuto se basa en la teoría del condicionamiento, formulada por Skinner.
La técnica de las reprimendas de un minuto deriva de los modernos modelos disciplinarios.
El mismo calificativo de transaccional define en buena medida el contenido de esta pauta de liderazgo. En esencia, el líder transaccional establece unas reglas de juego claras con el subordinado. En términos jurídicos, podríamos decir que el líder transaccional define la «letra pequeña» del contrato laboral, sus aspectos más dinámicos y elusivos. Y esto lo hace siguiendo unos principios psicológicos bien fundamentados, como acabo de apuntar.
El líder transaccional empieza definiendo lo que se espera del subordinado en términos de objetivos. De este modo, el subordinado puede tener una percepción más correcta del puesto, lo cual facilita la adecuación entre esfuerzo y rendimiento. Al propio tiempo, el líder transaccional anuncia al subordinado, desde el principio, que le dará feedback -positivo o negativo, elogio o reprimenda- según alcance los objetivos o falle en su consecución.
Ahora bien, el feedback tiene un doble valor pues, por un lado, ayuda al aprendizaje -sin él no hay aprendizaje posible- y, por otro lado, proporciona un incentivo - positivo o negativo- para que el subordinado se esfuerce en la dirección apropiada. En resumen, el líder transaccional establece unas reglas de juego claras y proporciona al subordinado la información necesaria para que sepa «a qué atenerse», lo cual afecta, en último término, a sus expectativas de rendimiento y a su nivel de aspiración. El líder transaccional es, en cierto modo, un buen administrador, no pretende cambiar radicalmente el estado de las cosas. Por esta razón, esta clase de liderazgo es apropiada en momentos de estabilidad.
Como se aprecia este tipo de líder realiza una “transacción comercial” con el subordinado. Si tú me das lo que yo quiero, te pago y recompenso. El liderazgo transaccional enfatiza la búsqueda de intereses propios. Los subordinados y los líderes buscan beneficios, sueldos, poder y estatus.
Las iniciativas de los subordinados se encaminan a la búsqueda de recompensas personales y a evitar castigos disciplinarios por salirse de las reglas o normas. Este tipo de liderazgo satisface las necesidades de seguridad y autoestima en la escala de Maslow.
En ese sentido, podemos diferenciar dos tipos de Líder Transaccional:
Gerencia por Excepción - Liderazgo Transaccional Negativo (Autoritario)
Lemas:
“Hay que hacer lo que digo. “Yo soy el que manda aquí”
“Estoy vigilando. Si actúas mal, debes atenerte a las consecuencias”.
Actuaciones:
Presta mucha atención selectiva a errores y desviaciones. Vigila. Controla.
Analiza los errores. Busca las causas y, sobre todo, a los culpables. Corrige, llama la atención, amenaza y penaliza y puede llegar a castigar. Insiste mucho en el cumplimiento de las normas, que suele poner él. Reacciona ante fallos o errores de manera desproporcionada.
Tiende a justificar sus propias actuaciones. El “sabe más”.
Comportamiento de los seguidores:
Evitan tomar iniciativas. No quieren correr riesgos.
Actúan atemorizados, indecisos, evasivos. Tratan de ocultar o aminorar los fallos.
Más inclinados a evitar errores que a actuar.
Gerencia por Recompensas Condicionadas - Liderazgo Transaccional Positivo (Participativo – Negociador)
Lemas:
“Antes de hacer lo previsto.... Quiero saber su opinión” “Si actúan como acordamos... todo irá bien”.
Actuaciones:
Pide opinión al grupo, sobre actuaciones y medios. Comparte poder de decisión.
Consciente de que al solicitar más participación, tiene que ceder más poder.
La participación admite grados: información, consulta, deliberación y decisión.
Negocia y pacta acuerdos, tanto sobre actuaciones, como sobre resultados.
Controla lo positivo y lo negativo de cada actuación.
Elogia y premia por conseguir lo acordado. Penaliza por lo no conseguido.
Presta apoyo y proporciona recursos para lograr lo pactado.
Comportamiento de los seguidores:
Tienden a agruparse y surge el sentimiento de “nosotros”.
Pueden actuar con varios niveles de autonomía, según grados de participación.
Saben a que atenerse. Lo han negociado antes. Actúan motivados Aportan la colaboración acordada. Tal vez nada más.
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