Definiendo la obsolescencia programada: El ciclo vicioso del consumo desenfrenado y su impacto en el medio ambiente y los consumidores

La obsolescencia programada es una estrategia comercial que consiste en diseñar y fabricar productos de manera intencional para que tengan una vida útil limitada o se vuelvan obsoletos en un período determinado. Es decir, se trata de planificar la obsolescencia de un producto antes de tiempo, con el objetivo de impulsar la demanda y el consumo constante.

Esta práctica tiene sus orígenes en la década de 1920, cuando las empresas comenzaron a darse cuenta de que si los productos duraban demasiado, los consumidores no tendrían la necesidad de reemplazarlos con frecuencia, lo que afectaría las ventas. Por lo tanto, se empezaron a aplicar técnicas de obsolescencia programada para asegurar que los productos se vuelvan inutilizables o menos eficientes después de un tiempo determinado.

Existen diferentes formas de implementar la obsolescencia programada. Algunas de ellas incluyen el uso de componentes de baja calidad que se desgastan rápidamente, la integración de tecnologías que se vuelven obsoletas en poco tiempo o la falta de actualizaciones y soporte a largo plazo para los productos.

La obsolescencia programada ha sido objeto de debate y críticas, ya que se considera una práctica que fomenta el consumismo excesivo, contribuye al desperdicio de recursos naturales y afecta al medio ambiente. Sin embargo, también hay quienes argumentan que esta estrategia impulsa la innovación y el progreso tecnológico al incentivar a las empresas a desarrollar constantemente nuevos productos.


Existen varios tipos de obsolescencia programada, que se diferencian en cómo se planifica y manifiesta la obsolescencia de un producto. A continuación, se presentan algunos tipos comunes de obsolescencia programada:

Obsolescencia por función: Este tipo de obsolescencia ocurre cuando un producto se vuelve obsoleto debido a mejoras tecnológicas o a la introducción de nuevas características en productos más nuevos. Por ejemplo, los teléfonos móviles con capacidades limitadas de procesamiento o memoria se vuelven obsoletos en comparación con modelos más recientes y avanzados.

Obsolescencia por desgaste: Ocurre cuando los productos están diseñados para desgastarse o fallar después de cierto tiempo de uso. Esto puede incluir componentes que se deterioran rápidamente o materiales de baja calidad que se desgastan fácilmente. Un ejemplo común es la obsolescencia de las baterías de dispositivos electrónicos.

Obsolescencia por actualizaciones: En este caso, los fabricantes lanzan actualizaciones o nuevas versiones de software que hacen que los productos anteriores sean incompatibles o menos funcionales. Esto puede obligar a los usuarios a comprar nuevas versiones o productos para seguir utilizando las últimas funciones y características.

Obsolescencia por diseño: Se refiere a productos que están diseñados de manera que sean difíciles o costosos de reparar. Esto puede incluir la soldadura de componentes en lugar de permitir su reemplazo individual, o el uso de adhesivos fuertes que dificultan el acceso a las partes internas. Esto hace que sea más conveniente y rentable comprar un nuevo producto en lugar de reparar el antiguo.

Obsolescencia por estilo o moda: Este tipo de obsolescencia se basa en cambios en las tendencias y preferencias de los consumidores. Los productos de moda, como la ropa o los accesorios, son diseñados para volverse obsoletos rápidamente, lo que impulsa a los consumidores a comprar nuevos productos para mantenerse actualizados.

Obsolescencia por marketing: Se refiere a la promoción constante de productos nuevos y mejorados, creando una percepción de que los productos anteriores son obsoletos o inferiores. Esto puede influir en la decisión de compra de los consumidores, incluso cuando los productos antiguos aún son funcionales y cumplen con sus necesidades.

Estos son solo algunos ejemplos de los tipos de obsolescencia programada que se encuentran en práctica. Es importante destacar que no todos los productos están diseñados con obsolescencia programada, y algunos fabricantes se centran en la durabilidad y la calidad a largo plazo.

Aquí tienes algunos ejemplos comunes de obsolescencia programada:

Smartphones: Los fabricantes suelen lanzar nuevos modelos con mejoras y características adicionales cada año, lo que lleva a que los modelos anteriores se vuelvan obsoletos rápidamente.

Impresoras: Algunas impresoras están programadas para dejar de funcionar después de un cierto número de impresiones, lo que obliga a los usuarios a comprar una nueva.

Electrodomésticos: Algunos electrodomésticos, como lavadoras, secadoras o refrigeradores, están diseñados para tener una vida útil limitada, con componentes que se desgastan rápidamente o que no son reparables.

Pilas y baterías: Muchas pilas recargables y baterías están diseñadas para perder capacidad de carga con el tiempo, obligando a los usuarios a reemplazarlas frecuentemente.

Moda y tendencias: La industria de la moda impulsa constantemente nuevas tendencias y estilos, haciendo que la ropa y los accesorios pasen de moda rápidamente y se vuelvan obsoletos.

Software: Algunas empresas lanzan nuevas versiones de software que son incompatibles con versiones anteriores, forzando a los usuarios a actualizar y dejar obsoletas las versiones antiguas.

Electrónica de consumo: Dispositivos como reproductores de música, cámaras digitales o relojes inteligentes suelen tener ciclos de vida cortos, ya que las empresas lanzan nuevos modelos con mejoras y características adicionales con regularidad.

Componentes electrónicos: Algunos componentes electrónicos, como chips o circuitos integrados, son diseñados con una vida útil limitada, lo que puede dificultar su reparación y favorecer la compra de nuevos productos.

Bombillas y lámparas: Algunas bombillas están diseñadas para tener una vida útil limitada, aunque podrían durar más tiempo, lo que obliga a los consumidores a reemplazarlas con frecuencia.

Productos de cuidado personal: Algunos productos de cuidado personal, como maquinillas de afeitar o cepillos de dientes eléctricos, tienen recambios o cabezales que deben ser reemplazados periódicamente, lo que genera una demanda constante de nuevos productos.

Estos son solo algunos ejemplos, pero la obsolescencia programada puede aplicarse a una amplia gama de productos en diferentes industrias.

El primer caso conocido de obsolescencia programada se remonta a la década de 1920 y está relacionado con la bombilla incandescente, también conocida como lámpara eléctrica. En 1924, Phoebus S.A., una asociación de fabricantes de bombillas, estableció un acuerdo conocido como el Cártel de la Bombilla. Este acuerdo involucraba a importantes fabricantes de bombillas de Europa y América del Norte, como General Electric (GE) y Philips.

El objetivo principal del Cártel de la Bombilla era reducir la vida útil de las bombillas incandescentes para aumentar la demanda y las ventas. Los fabricantes acordaron limitar la vida útil de las bombillas a aproximadamente 1.000 horas de uso, a pesar de que las bombillas podían funcionar durante mucho más tiempo. Esto implicaba diseñar las bombillas con filamentos más delgados y frágiles, lo que provocaba que se quemaran rápidamente y se volvieran inutilizables.

Este acuerdo permitió a los fabricantes de bombillas mantener un control sobre el mercado y asegurar que los consumidores tuvieran que comprar bombillas nuevas con frecuencia. Aunque el Cártel de la Bombilla fue disuelto en la década de 1930, sentó un precedente en la industria y estableció las bases para la obsolescencia programada en otros productos.

Es importante destacar que, si bien el caso de las bombillas incandescentes es uno de los primeros y más notorios ejemplos de obsolescencia programada, la práctica en sí ha existido en diferentes formas a lo largo de la historia, incluso antes de este caso específico.

A continuación, te presento algunas opiniones de expertos reconocidos sobre la obsolescencia programada:

"La obsolescencia programada es una práctica antiética que tiene un impacto negativo en los consumidores y en el medio ambiente. Es necesario fomentar la producción de productos duraderos y promover un enfoque de economía circular en el que se reduzca, reutilice y recicle en lugar de desechar y reemplazar constantemente". - Elizabeth Balkan, Directora de Políticas de la Fundación Ellen MacArthur.

"La obsolescencia programada es un ejemplo de cómo el sistema económico actual está diseñado para impulsar el consumismo excesivo. Necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que valore la durabilidad, la reparabilidad y la calidad de los productos". - Kate Raworth, economista y autora de "Doughnut Economics".

"La obsolescencia programada es una estrategia empresarial que beneficia a los fabricantes, pero perjudica a los consumidores y al medio ambiente. Es importante promover la conciencia del consumidor y exigir productos más duraderos y reparables". - Serge Latouche, economista y crítico del crecimiento económico.

"La obsolescencia programada es una consecuencia del enfoque de producción y consumo basado en la obsolescencia y la novedad constante. Necesitamos un cambio hacia una economía más regenerativa y sostenible que valore la longevidad de los productos y promueva modelos de negocio basados en servicios y uso compartido". - Walter Stahel, arquitecto y pionero en economía circular.

Estas opiniones reflejan la preocupación compartida por expertos en sostenibilidad, economía circular y consumo responsable, que abogan por un cambio hacia prácticas más sostenibles y la adopción de modelos económicos que promuevan la durabilidad, la reparabilidad y el uso eficiente de los recursos.

Finalmente, aqui hay algunas fuentes confiables que puedes consultar para obtener más información sobre la obsolescencia programada:

"The Waste Makers" (1960) de Vance Packard: Este libro clásico examina el consumismo y la obsolescencia programada en la sociedad de consumo.

"Made to Break: Technology and Obsolescence in America" (2006) de Giles Slade: Explora la historia y las implicaciones de la obsolescencia programada en Estados Unidos.

"The Light Bulb Conspiracy" (2010): Documental dirigido por Cosima Dannoritzer que examina la historia y las consecuencias de la obsolescencia programada, con un enfoque particular en el caso de las bombillas incandescentes.

"The Story of Stuff" (2010): Video animado dirigido por Annie Leonard que analiza el ciclo de vida de los productos y las prácticas de obsolescencia programada.

"La muerte de lo nuevo: Consumo, cultura y obsolescencia programada" (2017) de César Rendueles: Un análisis crítico de la obsolescencia programada en el contexto de la cultura del consumo.


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